Los sistemas de
sierras son ambientes de gran riqueza biológica, debido a la gran cantidad de
ambientes distintos que se encuentran en ellos, lo cual a su vez determina una
gran variedad de comunidades y especies presentes en ellas (Secretaría de
Minería de la Nación 2006), y es por esto que se los considera áreas de
biodiversidad sobresaliente (Bertonatti y Corcuera 2000). Los sistemas serranos
de la provincia de Buenos Aires son espacios que han sido modificados por el
hombre en mucha menor medida que las zonas circundantes, ampliamente transformadas
por la agricultura. Por esto se considera a las sierras como ambientes
propicios para la reconstrucción de las comunidades prístinas (Cabrera y Wilkink
1980). Ya en 1955, Ringuelet consideraba estas serranías como áreas diferentes
a las circundantes desde una perspectiva zoogeográfica (Arcusa 2014).
Estas áreas
serranas funcionan de hecho como “islas de biodiversidad” (Sottile et al. 2011) en un mar de campos
agrícolas dedicados al monocultivo de cereales y oleaginosas. Debido a esto,
existen numerosos endemismos presentes en el área de reserva cuya preservación
es importante desde el punto de vista de la conservación. Además, muchas de las
especies vegetales presentes se encuentran en la lista de especies en peligro
(Delucchi 2006), por ejemplo, Sporobulus
platensis, Geoblasta pennicillata,
Mimosa tandilensis, Eryngium spp, Buddleja tubiflora, Baccharis
tandilensis, Eupatorium buniifolium,
Poa iridifolia, Adiantum chilense, y Colletia
paradoxa, entre otras. En Paititi se está realizando un inventario de
plantas que ya registra más de 250 especies, muchas de ellas nativas y
consideradas de alta importancia para la conservación.
En cuanto a
fauna de insectos se refiere, por ejemplo, gracias a un relevamiento que se
viene realizando en el marco del proyecto GENEBSO de investigación, se han
identificado en la zona serrana de Paititi una importante diversidad de
especies, según muestran los inventarios de carábidos, formícidos, afódidos,
escarabeoideos, chinches y araneidos. Existe un microendemismo, ocho
endemismos, dos especies de origen patagónico, diez de origen subtropical,
diecisiete generalistas y 82 especies pampásicas (Cicchino 2014). En la
actualidad se está realizando también un proyecto de investigación sobre
diversidad de la fauna mirmecológica en distintos ambientes presentes en la
Reserva de Paititi (Arcusa 2014), y se continúan los relevamientos de
artrópodos.
Se ha
realizado también un relevamiento de aves en la reserva, y un estudio de las
implicancias de distintos manejos y disturbios sobre la conservación de la
diversidad de las aves nativas en el ambiente serrano de Paititi (Isacch,
Cardoni y Pretelli 2014), el cual ha determinado la importancia de la
conservación de los pastizales naturales para la preservación de las aves
especialistas nativas. La presencia de los pastizales de alto porte, asociados
a la vegetación arbustiva nativa que aporta estructura, es importante para asegurar
la supervivencia de las aves nativas, por lo cual se hace indispensable un
manejo concienzudo de los pastizales y especialmente, de las especies arbóreas
invasoras que los degradan, como Acacia melanoxylon
y Prunus mahaleb.
Por otro
lado, en la Provincia
de Buenos Aires, son escasos los espacios recreativos-educacionales destinados
a la sociedad en general con información científica y técnica de calidad. Bajo
este contexto, urge la necesidad de nombrar reservas a aquellos elementos del
paisaje que representan un refugio de biodiversidad y de provisión de servicios
ecosistémicos. Las figuras de conservación, sin embargo, no deberían aparecer
como entidades aisladas en el paisaje sino que deben formar parte de una
planificación territorial. Por este motivo, se espera que el desarrollo de la
Reserva Paititi pueda en el futuro motivar la generación de nuevas reservas en
otros establecimientos privados de la región, ya que las áreas protegidas en
tierras privadas son parte de una estrategia que debe insertarse en el marco de
un ordenamiento territorial a escala ecorregional. El uso sustentable de la
biodiversidad genera valor agregado a las áreas protegidas, aportando
incentivos para su conservación y oportunidades de desarrollo para las
poblaciones locales (Situación Ambiental Argentina 2005).
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