La conservación in
situ de los recursos fitogenéticos involucra necesariamente el
mantenimiento de los ambientes naturales en que las diferentes especies han
evolucionado. Este tipo de conservación ha sido señalada como prioritaria en el
marco del Convenio sobre Diversidad Biológica ya que presenta una serie de
ventajas, a saber: (i) es una fuente de genes para mejorar cultivos, (ii)
se conservan las poblaciones de interés pero también el ecosistema que las
contiene, (iii) es posible estudiar la dinámica de sus poblaciones en su
ambiente original, y (iv) las poblaciones evolucionan en
su ambiente natural.
A manera de ejemplo, podemos citar el caso de Solanum commersonii Dunal, una especie de papa silvestre
nativa de Sudamérica, que crece en pastizales de llanuras y de las sierras del
sistema de Tandilia (Bs. As.). Esta especie es perenne, herbácea
diploide, con reproducción sexual (bayas con semillas) y asexual (tubérculos).
En el banco de germoplasma de la EEA, INTA Balcarce se conservan ex situ entradas de Solanum
commersonii bajo la forma de semilla sexual. Pero a pesar de que esta
especie constituye un valioso recurso ya que posee una importante resistencia a
estreses bióticos y abióticos que acontecen durante el ciclo de crecimiento de
los cultivos, no se cuenta con trabajos destinados a su conservación y estudio in
situ. En el establecimiento “Paititi”, se encontraron poblaciones de Solanum commersonii creciendo con una
alta densidad de plantas en 5 sitios ubicados a diferentes alturas. Para
implementar la conservación in situ
de esta especie en particular, se está estudiando la diversidad genética a
nivel morfológico y molecular y caracterizando la ecología poblacional (Ispizua
2014).
Es así que la
preservación in situ de esta y otras
especies nativas es de gran importancia y se traduce en otro beneficio de la
implementación de la zona de reserva.
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